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365 Days at Peking

Ahora estoy cerca... ahora estoy leejooos!!

Ahora estoy cerca... ahora estoy leejooos!!

Creo que hasta este momento no he sido totalmente consciente de lo que supone subir un post a un blog y publicarlo en internet. Supongo que entre tantas páginas que pululan por la red, uno siempre se siente como una aguja en un pajar, algo mínimo e insignificante que al final solo ojeará tu grupo cercano de amigos y familiares.

 

Porque el propósito de 365 Días en Pekín siempre ha sido ese, acercarles mi cotidianeidad a los míos. Y lo consigo. Y saben que ando bien. Y en cierta manera es como si ellos vivieran aquí o yo allí. Cada vez siento menos que la distancia sea un problema para/con la gente que quiero. Mi madre siempre me lo dice, que me cambió mi perspectiva del tiempo y la distancia, que cada vez el mundo se me hace más pequeño y cada vez quiero alcanzarlo más rápidamente. Y tiene toda la razón, como todas las madres.

 

Pero, ¿quién es maliya?, ¿cómo acabó viviendo tan lejos? Supongo que un poco de azar y un poco de empeño hicieron que terminara donde estoy ahora. Porque ya desde niña sentía curiosidad por el mundo que empezaba fuera de mi ciudad, de ahí mi afición, por todos conocida, a los mapas, fuesen cuales fuesen. Y mis pensamientos, poco propios para una niña de mi edad, supongo. Yo, que hacía predicciones sobre los años que viviría y la cantidad de pueblitos repartidos por el globo que nunca llegaría a visitar. Y no me daban los años, "por qué no puedo verlos todos?!!"... con la consecuente angustia y frustración. Yo, que soñaba con casarme con un extranjero y tener hijos políglotas y viajar en caravana todos juntos y cruzar el mundo entero y ser felices. Políglotas y felices. Extraña combinación. Pero esas eran el tipo de cosas que la niña maliya soñaba de pequeña. Y casi casi, que las estoy haciendo realidad. Porque siempre he pensado que la gente no hace las cosas porque sí. Que en cada persona hay una predisposición que más tarde o más temprano hace clic y entonces uno ya no puede parar. Lo que llaman vocación o destino. Destino... pffff

 

Comentarios como el de ayer de JF y próximos encuentros con lectores hasta ahora desconocidos (como M.) que planean visitar Beijing, me hacen sentir que al final las palabras, mis palabras, no son solo meras combinaciones de letras. Y que algunas de ellas quizás traspasan la pantalla de gente al otro lado del mundo y provocan cualquier cosa menos indiferencia.

 

A vosotros, conocidos y desconocidos, gracias por hacerme sentir que al menos, una de las cosas que hago, tiene algún sentido dentro de este absoluto caos estupendo que es la vida.

2 comentarios

checca -

..é che sei grande Mariabbella..

anonima -

yo soy una de esas anónimas becarias icex a la que le encanta entrar en tu blog de vez en cuando y leer estos post que tocan la fibra ;-)