¿Casualidad o Causalidad?
Un día de estos la casualidad va a acabar conmigo.
Cuando suceden estas cosas, y ultimamente parece que me pasan con mucha frecuencia, siempre me pregunto si en realidad no ha habido una serie de causas que desemboquen en esa consecuencia. ¿Es la casualidad un mero accidente?
Según Voltaire, lo que llamamos casualidad no es sino la causa ignorada de un efecto desconocido. Y probablemente tenga razón. Pero aún así, los encontronazos en este otro lado del mundo cada vez me sorprenden más, a pesar de ser cada vez más habituales. Hoy he tenido el último.
Recién acabada mi clase de chino en la cocinilla de la oficina (hoy la sala de reuniones esperaba visita), con los ojos clavados en el último tipo de cambio EUR/Yuan que nos daba hoy el BCE, escuché como la reunión acababa y se despedían con un gracias y hasta pronto habituales y contundentes. Como es natural, me despegué de la pantalla del ordenador para educádamente despedirles y es ahí cuando la casualidad me dió un tortazo que me giró la cara. Mi amigo F, allí, de pie, petrificado ante la visión casualística. La última persona a la que podría esperar en China. Abrazo, risas y una cena pendiente para más tarde.
A mi amigo F lo conocí a través de mi amiga M. Resultó ser vecino en Delicias hace algún tiempo. F nos invitaba a unas muy divertidas fiestas en su casa, con salón gigante y ventanas abiertas a falta de poder regular las altas temperaturas de la calefacción central del edificio. F nos reprendía a M y a mi cuando le saboteábamos sus fiestas de salón por unas más íntimas en la cocina. Siempre recuerdo esas fiestas, la risa floja, los intentos de hacer biceps en la barra que atravesaba el pasillo y a la que yo no alcanzaba. Entonces F me cogía en brazos y hacía intentos por levantarme. Pero la risa y el vino podían conmigo y con los esfuerzos del chicarrón de metro noventa.
*zhuàng: encontrarse por casualidad
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Estrique -
Ana -