Dos mundos, un sistema
El mercado laboral está algo complicado. Cada vez cuesta más trabajo encontrar un empleo decente en el que te paguen bien y estes contento con lo que haces.
Casi incluso antes de tener consciencia, nos insisten en que debemos prepararnos bien, estudiar mucho, ser constante para encontrar ese maravilloso trabajo que nos sacará de pobres y el cual debe durarnos hasta el fin de nuestros días. El trabajo de nuestra vida. Así lo llaman. Y aunque nuestro empeño cuenta, el factor suerte y los contactos son los que al final te resuelven la papeleta. Como en Match Point. Cuanta razon tiene Chris Wilton con eso de la suerte. Esa pelota que por un momento permanece suspendida en el aire entre un lado y otro de la red... Estar en el lugar adecuado en el momento adecuado. Y a poder ser, conocer a la persona que te introducirá en ese maravilloso mundo de las oportunidades laborales. En China lo arreglan todo así, con el "guanxi".
Pero desengañémonos. Uno siempre está en constante búsqueda porque siempre nos cansamos de lo que tenemos. Siempre hay una pega, algo por lo que protestar y nuestras preferencias cambian. Ese trabajo de presentador de documentales de viajes con el que siempre habíamos soñado y que ahora nos parece excitante, nos aburre en el preciso momento en que un click te cambia tu forma de ver las cosas y descubres que preferirías estar vendiendo polos en el quiosco de la esquina.
¿Y que decir de las prácticas, o el ir de beca en beca haciéndote cada vez más dificil quitarte la etiqueta mental de eterno becario que-no-sirve-para-nada-más?. O los trabajos temporales, esos que sabes con seguridad que llegado el momento te pondrán de patitas en la calle. Empleos eventuales que se respaldan en la existencia de un contrato apalabrado finito. Eso es lo que está de moda. Por si las moscas. Te prometen que si haces bien tu trabajo, te harán fijo. Pero en realidad, si tienes suerte quizás te renueven por una temporada más. Pero el que viene detrás siempre exige menos y se hace más atractivo a ojos del empleador.
La historia de siempre. Creo que no conozco a nadie que no tenga algo que decir al respecto de la tarea que desempeña. Siempre hay un pero: el papeleo de oficina me agobia; los horarios, un infierno; el sueldo que me pagan no es comparable con el esfuerzo que hago; el jefe me ignora y no escucha mis ideas; hago horas extra y nadie me lo reconoce; me prometieron un trabajo con responsabilidad y por el contrario me paso las horas pegado a la pantalla del ordenador haciendo tablas excel. Bla , bla, bla.. Y es que el trabajo perfecto no existe.
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... Y ahora amigos, vuelvan al principio, relean el texto y reflexionen. Pero no piensen más en trabajo. Donde dije digo, digo diego y a ver qué se les ocurre. Las similitudes, asustan.
2 comentarios
Chiquitín -
Y claro, mientras los franceses se movilizaron y consiguieron derogar la ley del Contrato del Primer Empleo, nosotros nos fuimos de botellón
En España la situación está ya tan enquistada que a la gente se le han quitado las ganas de realmente hacer algo para cambiarlo porque saben que es imposible, siempre que haya un notable porcentaje dispuesto a seguirle el juego a las empresas porque se ha metido a una hipoteca a 40 años
¿No crees?
Paula -
Tu que tal? tengo ganas de contarte y que me cuentes pero mi ordenador ha decidido no funcionar nunca mas y se me acabo el skype. A ver si te escribo leches! besote!