Blogia
365 Days at Peking

Mi Golden Week

Es bonito salir por la mañana y ver que el gobierno chino hace esfuerzos por cumplir con su promesa de "más días con cielos azules para Beijing". Porque ellos pueden. Lo mismo que hacen llover cuando quieren. La meteorología manejada a su antojo.

"Beijing has promised a "Green Olympics" in 2008, and it aims to have 292 "blue-sky" days a year by the time the Olympics are held. There were only 56 blue-sky days in the first 3½ months of this year, 16 fewer than in the same period of the previous year." globeandmail.com

 
Los días azules me hacen recordar mi viaje. Un viaje lleno de sobresaltos y golpes de buena suerte que han hecho que no nos aburramos ni aun pasando muchas horas en los aeropuertos...

 

 

Avión, retraso, llegada a Zhuhai, ciudad fronteriza con Macao, frontera cerrada desde las 12 de la noche, ¿que hay de nuestro vuelo en Macao a las 2.30?? Toda la noche con los guardias de aduanas que nos piden comida y cervezas para hacernos más amena nuestra estancia en el cuartelillo. Abren la frontera, millones de chinos corren por ser los primeros en llegar. Otro aeropuerto, listas de espera, visita a Macao, hace un día estupendo, comemos en Fernando's y tan rico está que casi ni hablamos, mmm mmm que bueno por dios... vuelta al aeropuerto, entramos? entramos? son fiestas chinas, todos quieren viajar. Entramos! solo quedan libres dos asientos...los nuestros. A partir de ahi conseguimos ponernos al día con nuestra ruta.

 

Por fin llegamos. Islas Perhentian, rincón para perderse y no salir de alli en mucho tiempo. Aguas cálidas y turquesas, arenas blancas, mucho verde y pescado a la barbacoa a la orilla del mar. Me gusta estar aquí. Los camareros se sientan contigo en la mesa mientras decides qué comer o beber. Te choca, pero inmediatamente te das cuenta que se rompe una barrera enorme y el camarero ya no es camarero. Si estas alli tiempo, se pueden convertir en tus amigos. Por fin dormimos a gusto después de 60 horas sin pegar ojo. Barco, vuelta a la civilización. Ha sabido a poco.

 

Nos espera Jakarta, ciudad caótica y no distinta de las demás capitales del sudeste asiático. Hostal de mala muerte con dos belgas y un brasileño. Salida nocturna, cervezas, se nos acaba el dinero. Sin guía, sin mapa, no encontramos el mercado de las antigüedades. Una rica señora malaya musulmana nos ayuda. Nos lleva en su coche climatizado con chófer y nos regala 10 euros que no queremos aceptar. Ella insiste. Tenemos que cogerlo. Con ese dinero en Indonesia se pueden hacer muchas cosas. Por si fuera poco, nos invita a su casa a dormir, pero ese mismo día nos vamos a Bali. Hospitalidad musulmana. Señora todo amabilidad. Según ella, Alá le recompensará por su buena acción. Nosotros queremos mar.

 

Salimos hacia Bali. Las playas no son nada espectacular pero son buenas para hacer surf. Las olas no paran de llegar. Los balineses se ofrecen a enseñarte por un módico precio que tienes que negociar para que llegue a ser "módico". "Cuantas olas... esaaa... esa es mu grande myfriend!... one two three!"... La primera sensación, aunque solo de rodillas sobre la tabla, es increíble. La ola te desliza hasta la orilla. Ahora os entiendo mejor.


Pero el interior es lo que buscaba. Verde, verde, verde, agua, templos, cascadas, cien mil escalones, macacos, gente amable y sonriente que te mira y te saludan y te preguntan doscientas mil preguntas, siempre las mismas, where r u from? when did u arrive? your hotel? honeymoon? girlfriend? married? ahhhhhh!! Aquí no entienden el concepto amigo-amiga viajando juntos. Tampoco tratamos mucho de explicarlo, que más da.


 

Nos miran con curiosidad... que blancos, piensan... les encanta mi color de piel y yo lo odio, les digo que yo quiero tostarme igual que ellos y su respuesta me hace reir: "Do you wanna be a monkey?". Vuelta a las playas, las mujeres tapadas hasta los ojos para no recibir ni un solo rayo de sol más, me persiguen y me insisten en que les de trabajo, "please give me business, you'll bring me luck...no tourists these days" y tienen razón, solo hay japoneses que pasan por los sitios casi sin tocar el suelo. Son gente extraña y alli no los aprecian mucho.

 

Al principio digo que no, que no, que no, pero ellas insisten y me revolotean alrededor. Tienen sus nombres escritos en el sombrero y ya las llamo Alice, Jane, Maggie... ¿Y yo como puedo negarme a una manicura express o a un masaje o a un tatoo o a un bonito "sharon" (pareo)? Sucumbo. No es difícil.

 

 

 

Y se acaba, se acaba y yo quiero bañarme aqui todos los días. Pero hay que volver. Antes pasamos por Hong Kong. Reencuentros, 71, lo de toda la vida...Aterrizamos en Pekin. Y el cielo gris. Pero una buena cena con amigos te hace olvidar que vivimos en una burbuja y me recuerda que también me gusta estar aquí.

5 comentarios

Qalamana -

Xièxie: entre Paula y tú me alegráis los días en la ofi "teletransportándome" a lugares maravillosos ya que por ahora mis viajes sólo son de trabajo, nada de disfute vacacional :S

ana -

Y yo que estaba toda contenta porque hace sufciente buen tiempo aqui como para ir al parque a comer el lunch... aiiii!
Di que si Paula: Meri perra!

Paula -

Perra

meri -

seguro que no estará tan bueno como un pescado a la barbacoa a la orilla del mar,

Abrazos

Estrique -

Lo pasamos de puta madre