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365 Days at Peking

Viento del Este, Viento del Oeste

 

Desierto de Taklamakan

 

Deshago mis maletas una vez más, después de estar casi un mes sin parar en Pekin. Hoy el cielo se ha levantado azul. Sí, sí, azul. Parece que cuando finalmente decido quedarme quieta, mi ciudad me lo recompensa dándome la bienvenida con un cielo despejado.

 

España, Qingdao... y Xinjiang, la "nueva frontera", un lugar que, aunque pedazo de China, no tiene nada en común con el país oriental. Un periplo en el que no paramos de sorprendernos, de reirnos, de meternos un poco en la vida de los uygures. Un viaje de los que me gustan y como me gustan...

 

A la vuelta, Francesca y yo nos preguntábamos qué elegiríamos de todo el viaje y acabamos hablando de todas las cosas que habíamos visto. Sin dejarnos nada en el tintero. El inicio del desierto, con sus dunas, nuestros guías, la vida que fluye a dos horas diferentes, la oficial y la real, los intentos de comunicación, el interés de la gente por nosotras, las sonrisas, esos ojos agua marina que miraban hasta muy por dentro, qué ojos...

Camino al Lago Karakul

 

Kashgar es todo un bazar, sus calles, gritos, bocinas que nunca descansan; paseos por la ciudad antigua, tranquila, fresca. Salían niños por todos los rincones, de todas las puertas. Cuánto reían al vernos. La ciudad antigua es la ciudad donde están escondidos todos los niños de este país.

 

Y empezamos a conocer a Gulkiz, esta uygur que se ofrecía a venir con nosotras no como guía, sino como amiga. Probablemente una de las cosas más insólitas que nos ha pasado en nuestro viaje. Con 21 años, su interés por las cosas que pasan fuera de Kashgar, nos hizo comprender que está muy lejos de entender nuestro mundo y aun así, lo quería alcanzar en un segundo con sus preguntas. Con sus ojos siempre despiertos, siempre sonrientes. "Algún día, saldré de Kashgar y me casaré con un español y después, iré a Italia y me casaré con un italiano...". Cuanta inocencia escondida detrás de aquellas palabras.

Niños en la ciudad antigua de Kashgar

 

Y un retroceso en el tiempo paseando por el mercado dominical de animales para después aprovechar la tarde echando una siesta al fresco mientras el pelo se nos colorea con henna. Comenzar la noche con nuevas compañías, entre cervezas e invitaciones a unirse al grupo. "Nos haces una foto y luego te sientas con nosotros". Ibamos recogiendo almas solitarias que llegaban al bar en busca de un poco de cháchara y alcohol. Conversaciones trilingues, interés por saber cómo hemos acabado allí. Y a esas horas ya ando encaramada en las barbas de mi alpinista.

 

Las montañas para llegar al lago, la carretera vacía, el coche de Muhammed, el más cómodo del mundo; el puesto de control, la montaña de arena reflejada en el agua, el bebé camello que me hubiera llevado a casa, porque solo le faltaba ladrar; el desayuno con los kirguizos, el viaje eterno en bus-cama por medio de la nada, aquel nan en KLago Karakuluqa, las mezquitas, la gente que nos mira como si fuéramos marcianas, mis bailes flamencos con los uygures, sus preguntas, nuestras respuestas.

 

Las montañas que escupen fuego, nuestro paseo en moto, el pueblo vitícola en mitad del desierto, aquellas uvas alargadas, tan verdes, tan ricas; nuestro baño en el riachuelo, las cuevas, estamos ya sucias, sucísimas... "no nos van a dejar montarnos en el avión", reíamos.... Todo, todo, todo... un cúmulo de cosas que han hecho de éste el mejor viaje del año. Porque las cosas han vuelto a sorprenderme. Y hacía tiempo. Grazie bella mia. Al final lloraste, te lo dije...

4 comentarios

Qalamana -

Me alegra leer lo maravilloso del viaje, los sitios que visitaste y la gente que encontraste :)

Tantos sitios por conocer y tan poco tiempo...

Besines!

Ana -

Maravilloso...

Chiquitín -

No sabes cuánto me alegro de que lo pudieras disfrutar tanto como pude yo... y qué ganas de volver

xiaoisa -

Que bonito Maribela, y que fotos tan chulas! Yo ya estoy esperando a que llegue Octubre para ir! Probablemente lo junte con el Tibet y me haga el viaje mas chulo de la historia! Besos muchos.