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365 Days at Peking

La niña que cuidaba gatos

 

 

A la niña Maliya nunca le gustaron los gatos. Sería por herencia materna. O porque tal vez un día le hicieron sangre. O porque quizás siempre le provocaron alergia. O porque nunca le parecieron unos animales nobles.

 

Y un buen día, a la niña Maliya le llegó un encargo. Quizás era la hora de reconciliarse con el género felino. Dos hermanos gatos llegaron a la puerta de su casa para pasar el Año Nuevo Chino con ella.

 

Y en una semana se ganaron el corazón de la niña Maliya y tambien el de la niña Yining, que se mudó a Pekín por vacaciones. Porque la alergia se esfumó. Porque se acurrucaban con ellas en el sofá. Y porque siempre se alegraban al verlas entrar por la puerta, fuese la hora que fuese...

2 comentarios

IxcheL -

Escribí algo al respecto, no me gustan pero en ti y las fotografías se ven hermosos y estoy segura que te quieren igual.

yining -

el día menos pensado, aprendes algo q no esperabas...
como por ejemplo a echar de menos algo q un día te ponía los nervios de punta (maullidos bajo el umbral... sirva ésto también de metáfora... tú ya sabes)
besitos mi niña maliya